Bajo tierra, a mitad de camino entre dos luces artificiales. E
l lugar donde se descomponen los cuerpos cuando el alma aún no se ha ido.

martes, 16 de noviembre de 2010

Diversidad cultural.

A veces, me parece que estoy soñando; debe ser que estoy más despierta que nunca, en uno de esos periodos en los que solemos decir que la realidad supera la ficción pese que a mí, lo que me sucede, es que ya no sé si lo que vivo es realidad o es ficción. Llevo así desde hace días; días que parecen haberse extraviado de su lógica temporal; antes bajaban uno detrás de otro por esa escalera que conforma la semana, ahora los peldaños son tan grandes que me duele el cuerpo cuando apenas he conseguido poner un pie en el siguiente. Suele ocurrirme de manera severa cada mañana, cada vez que entro a la clínica en la que reside mi madre, subo dos plantas, atravieso varios pasillos y cruzo la puerta de su habitación.  Siempre la encuentro en la misma posición, apoyada en el ventanal, vestida de modo impecable tal y como acostumbraba a presentarse ante la vida desde que empecé a apreciar este hecho. Mamá me enseñó a desterrar el pijama.
Le doy los buenos días y le cuento cosas banales. En ocasiones el mundo se reduce tanto que no hay espacio a algo más que no pertenezca a esa distancia física que se crea entre nosotras, más o menos un metro. No obstante trato de elevarme y le hablo de las noticias de las portadas de los periódicos, las últimas tendencias primavera-verano y las nuevas colecciones de arte, pero ella ni siquiera me mira. Demasiado banal, parece decirme.                                  
Esta mañana he optado por dejar de disimular y atacar el problema de cara. Es entonces cuando le he hablado de mis últimos viajes en Metro y del apasionante mundo que se desarrolla bajo tierra. Para que me creyera, le he enseñado mi abono de diez viajes del que aún me quedan siete, y le he asegurado que cuando lo acabe compraré otro. 
–Eso está muy bien, el Metro, como el mar, encierra millones de vidas, animales desconocidos y nuevas especies, la mayor parte de ellas viven en entornos muy hostiles –me ha dicho. La primera frase que me dedica desde el dia de su ingreso. -La diversidad -ha concluido. Y, acto seguido ha comenzado a nombrar todas las estaciones de la linea 6, la Circular: Lucero, Laguna...
Lo dicho, debo de estar soñando. 

1 comentario:

  1. Finalmente el sol vence las contumaces nubes y sus cálidos rayos se dejan sentir entre los visillos, abriendo una minúscula ventana al fondo que se refleja sobre el mar...

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